En el fundamento de las sociedades humanas está lo sagrado. En el camino de esta conclusión esencial, hay cosas que se dan, cosas que se venden y cosas que no hay que dar ni vender, sino conservar para transmitirlas; ninguna sociedad estuvo jamás fundada en la familia o en el parentesco; siempre se necesita más que un hombre y una mujer para hacer un hijo; la sexualidad humana es fundamentalmente asocial. Los dos capítulos finales de este volumen se centran en la indagación de los modos en que un individuo se constituye en sujeto social y en que los grupos humanos se constituyen en sociedad.