Francisco Butiñá era un tejedor catalán que se había hecho jesuita. Vivió en el siglo XIX; recorrió los pueblos de Castilla, Aragón, Cataluña y Andorra predicando y fijándose en sus gentes y puso por escrito sus ideas en las cartas a su familia. Este hecho permite conocer su percepción de la España de su época (y algo de Cuba y Francia, donde pasó algún tiempo). Muy preocupado por el mundo obrero, especialmente el femenino, fundó una congregación de religiosas