Hacia lo violento de Antonio Méndez Rubio (Fuente del Arco, Badajoz, 1967), en edición de Nacho Escuín, es la epifanía más hermosa de la realidad. Dos grandes poetas trabajando a la par, Méndez y Escuín, quienes logran que un florilegio se convierta en un nuevo libro de Antonio, y que da pie a una nueva lectura de toda su obra de la mano de Escuín, en su acertado e inteligente prólogo. Necesitamos poetas de esta talla: inmanencia trascendente frente a la mediocridad y la Nada. Creo que es una suerte de síntesis exquisita de la poesía de Méndez Rubio: su manera de ser y estar en el mundo: abismo y límite del lenguaje: "(?) Luz/ que desaparece es más luz/ ya no se cierra sobre el sí./ Ni quien la escucha reconoce/ que es una forma de extinción". "? es un poeta bitonal, que desarrolla esa monodia teórico-poética que tan bien le reconoce, pero no esquiva la búsqueda de la belleza por la belleza en el lenguaje. Este es un poeta que reconoce que el lugar que debe ocupar siempre quien dice desde el fondo pertenece a ese espacio marginal que solo pueden ocupar aquellos que persiguen la verdad a cada paso. Méndez Ru