Junto con las nuevas dimensiones planetarias de los negocios, las finanzas, el comercio y el flujo de la información, se ha puesto en marcha un proceso de "localización" en el espacio. Lo que para algunos es globalización, es localización para otros; los procesos globalizadores, que amplían las libertades de algunos, aparecen como destino cruel e indeseado para los demás. La libertad de desplazarse, una mercancía escasa, distribuida de manera desigual, se convierte rápidamente en el principal factor de estraficación de nuestro tiempo.
Las tendencias neoliberales y fundamentalistas son hijas tan legítimas de la globalización como la tan aplaudida "hibridación" de la cultura de élite: la cultura en la cima de la élite globalizada. Un motivo especial de preocupación es la irrupción progresiva de la comunicación entre las élites globales y extraterritoriales y la mayoría cada vez más "localizada". El grueso de la población, la nueva "clase media", sobrelleva el peso de estos problemas y por ello padece incertidumbre, ansiedad y miedo.
"La globalización. Consecuencias humanas" revela las raíces y los efectos sociales de los procesos globalizadores y logra demostrar que la globalización abarca mucho más que sus manifestaciones superficiales.