Los últimos diez años de la vida de Gustave Flaubert son especialmente difíciles para el autor, agobiado por problemas personales y viviendo una época compleja de gran agitación social. En ese estado de decepción, el escritor emprende un nuevo camino al escribir esta trilogía, resucitando esquemas grabados en su imaginación, que abarcan lo contemporáneo, lo medieval y lo bíblico.