Cuando Herr fue a Vietnam en 1967 como corresponsal era un escritor prácticamente desconocido, pero tras su famoso artículo «Sorbos infernales» fue unánimemente alabado. Despachos de guerra confirmó lo que ya intuíamos: que nadie escribiría de modo tan elocuente, vigoroso y aterrador sobre lo que fue combatir (y sobrevivir) en aquella guerra espectral.