Prólogo de M. Marchena Gómez.-La consolidación de la justicia medieval, por F. J. Díaz González.-La administración de justicia durante el reinado de los Reyes Católicos en Castilla (1469 1504), por J. Sánchez-Arcilla Bernal.-La justicia bajo los Austrias, por R. M. Polo Martín.-Los magistrados de la monarquía borbónica, por P. Molas Ribalta.-La Constitución de Cádiz y el poder judicial, por F. Martínez Pérez.-El juez-funcionario durante el reinado de Isabel II: las pautas para la configuración del juez contemporáneo, por P. Ortego Gil.-El Sexenio Revolucionario (1868 1874) y la Ley Orgánica del Poder Judicial (1870): una revolución pasajera y una ley permanente, por M. J. Solla Sastre.-Los jueces durante el periodo de la restauración monárquica, por A. Duñaiturria Laguarda.-La Segunda República, por F. Sosa Wagner.-Los jueces en el régimen de Franco, por R. Rodríguez Arribas.-La posición del juez en la Constitución de 1978, por M. Aragón Reyes.-Los jueces españoles en la democracia, por C. Rodríguez Padrón.
De los tres poderes en los que tradicionalmente se ha divido nuestro sistema político, el judicial es el que se ha visto más afectado por las injerencias de los otros dos. El juez, cuyo encaje en el entramado institucional del Estado no ha estado definido con claridad a lo largo de la historia de España, ha suscitado recelos en los titulares de esos otros poderes. Y, sin embargo, su presencia es una constante histórica: bajo unas u otras denominaciones, siempre ha habido quien debía dirimir las disputas o controversias legales. España tampoco ha sido en esto una excepción. Esta obra, a través de los estudios de doce reputados académicos y juristas, trata de poner en perspectiva la labor que han desempeñado los jueces desde la Edad Media hasta el presente en nuestro país. Para comprender la decisiva importancia que adquiere un Poder Judicial independiente en el Estado de Derecho y en la democracia es esencial ahondar en sus raíces y conocer cómo ha ido evolucionando con el tiempo. Y es que lo que hoy son los jueces no puede entenderse sin lo que otros fueron en el pasado.