Los siglos XV y XVI abarcan una de las etapas artísticas más bellas de la historia y se consolida el inicio de la Edad Moderna, un tiempo de grandes cambios políticos, sociales, religiosos e incluso geográficos. Mientras el mundo conocido se expande por el oeste y la Vieja Europa sucumbe a incesantes pugnas territoriales, las mujeres toman el testigo de Cristina de Pizán y comienzan la lucha de acceso a los recursos intelectuales de los hombres y la conquista del protagonismo en la Historia. Siguiendo la estela de «Mujeres silenciadas en la Edad Media» (Punto de Vista Editores, 2016), Sandra Ferrer recoge la historia de mujeres que vivieron en lo más alto del poder civil y eclesiástico, y que a menudo fueron silenciadas por poner en jaque a las autoridades de la Europa moderna. Mujeres que fueron relevantes en la expansión de la Reforma luterana y exigían la revisión de las estructuras jerárquicas y del funcionamiento interno de la Iglesia, sin renunciar a su fe; poderosas damas en las principales cortes europeas que tuvieron un papel político destacado y que compaginaron con facetas artísticas y comercial