Desde una mirada global y transimperial, este libro explora y contrasta dos facetas de las redes consulares que se establecieron a lo largo del siglo xix en ambas orillas del mar de China: la presencia consular extranjera en las Filipinas bajo dominio español y los consulados españoles abiertos en China, Hong Kong y Singapur. En él se analizan las distintas funciones que desempeñaron los cónsules en esos destinos y se revelan, al tiempo, las dinámicas y los intereses cruzados en el Mar de China Meridional en un momento apasionante para la historia y los intercambios globales, justo en el cenit de la expansión imperial frente a la lucha por la definición de nuevas historias nacionales. En esta región del mundo altamente interconectada por algunos puntos neurálgicos Hong Kong y Singapur, y en menor medida Batavia, Saigón y Manila, los cónsules, además de sus funciones tradicionales como agentes comerciales y protectores de sus nacionales, se convirtieron gradualmente en piezas importantes de la maquinaria imperial, como transmisores de información útil para su imperio y como agentes de influencia que debí